Entrevista con Guillermo Carnero Rossell, director de ‘Un lugar sobre las nubes’.

Charles Piazzy Smyth es una figura fascinante, pero no muy conocida.

Fue un astrónomo escocés del siglo XIX, con gran influencia en el desarrollo de la ciencia en Edimburgo. El siglo XIX es para la astronomía una fase de transición y evolución: de ser una herramienta para observar los movimientos de los astros para su uso en la navegación pasa a convertirse en una suerte de ciencia más compleja que nos lleva a preguntarnos el origen del Universo y de qué está hecho.

En su viaje a Tenerife en 1856 realizó las primeras observaciones astronómicas de la historia en lo alto de las montañas, demostrando la teoría de Newton de que evitando las turbulencias de la atmósfera se podría observar mejor el universo.

¿De dónde sale la idea de la peli?

Piazzi Smyth escribió un libro contando su viaje y sus experimentos en Tenerife, ilustrado con sus propias fotografías. Me fascinó la idea de esa expedición, todo lo que tenía de aventura en un paisaje inhóspito en aquellos años y la relación que tenía Piazzi Smyth con el arte, a través de sus fotografías y pinturas. Residiendo en Edimburgo en 2014, tuve la oportunidad de empezar a desarrollar el proyecto. Fue fundamental la colaboración de mi hermano y astrofísico, Aurelio Carnero Rosell, quien propuso la idea de contar el viaje a través de un grupo de estudiantes de astrofísica escoceses y tinerfeños que realizarían en 2016 los mimos experimentos que hizo Piazzi Smyth.

Junto a mi hermano conocimos a Andy Lawrence, astrónomo del Royal Observatory of Edinburgh quien ostenta el cargo que Piazzi Smyth tenía en 1856 y cuya implicación en la idea de la película fue un factor decisivo. Junto a él y Antonio Mampaso, astrofísico residente en Tenerife, fueron apareciendo los estudiantes de ambos lugares.

¿Como unes Edimburgo y Tenerife, en términos de logística, rodaje, participantes…?

El rodaje se dividió en dos etapas. Una primera en Escocia, centrada en la grabación del extenso archivo de Piazzi Smyth en el Royal Observatory of Edinburgh. Mientras, Andy Lawrence y mi hermano fueron preparando los experimentos que harían con los estudiantes en Tenerife. Gracias al apoyo económico y logístico de diversos socios en la islas pudimos preparar un viaje de un mes de duración grabando la experiencia de los estudiantes.

Nuestro campamento base se situó en las instalaciones del Instituto Astrofísico de Canarias en el Teide y desde allí ascendimos en la última etapa al pico del Volcán, a más de 3.500 metros de altura.

¿Que has aprendido del personaje, de ti y de astronomía durante esta aventura?

Todo el equipo tuvimos la oportunidad de vivir una experiencia que fue más allá de la propia grabación. Seguimos las huellas de un antiguo aventurero para encontrarnos nosotros mismo en mitad del firmamento, bajo unos cielos espectaculares en las Islas Canarias. La ciencia es una disciplina capaz de romper muros y fronteras y así ocurrió en aquellos días en que dos grupos de diferentes países se movieron por una misma obsesión. Curiosamente el día que logramos coronar el cráter del Teide fue el día de la votación del Brexit.

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